martes, 3 de febrero de 2009

La agotadora vida de un FSA

Por fín hoy me he levantado de MI cama a las 11 de la mañana por primera vez desde que acabaron las vacaciones de Navidad, y creo que va a pasar bastante tiempo hasta que pueda volver a hacerlo. Pues bien el caso es que hoy no he ido a trabajar porque los profesores del instituo tenía una Fortbildung (que traducido MUY libremente es algo así como unas jornadas de formación y perfeccionamiento) y ¿para qué? pues yo os lo explico. Resulta que mi instituo está abierto casi todo el día (y yo voy sólo trece horas a la semana), entonces lo que querían ver es qué van a hacer para que los alumnos que se quedan en el centro en horas no lectivas se desarrollen el máximo posible a todos los niveles (emocional, psicoafectivo, intelectual, físico, etc.), Anja me dijo que yo podía ir y me podría servir como ejercicio lingüístico (es decir, para mejorar mi paupérrimo alemán); pero es que hoy tenía que poner una lavadora, pagar la residencia, vamos que tengo que hacer un montón de cosas (entre otras levantarme a las once, como ya he dicho).
Y conectando de nuevo con el principio de la entrada ¿por qué va a pasar bastante tiempo antes de que me vuelva a levantar a las once de la mañana de MI cama? Pues porque como ya sabéis mi propósito encubierto de Año Nuevo fue viajar más (en realidad no fue ningún propósito es que ha ido saliendo así), así que de aquí hasta el 20 de abril tengo cuatro fines de semana en los que (por ahora) NO tengo ningún viaje previsto, así que si durante el Adviento el blog fue algo monotemático (Weihnachtsmarkt), de aquí a finales de abril el título del blog va a cobrar más sentido que nunca.
Y ahora lo que todos estábais esperando: Copenhague. El viaje de ida fue bastante incómodo, quienes hayáis hecho el Interrail sabréis lo que es dormir en un tren, pero no en la cama de un tren, sino en un compartimento de asientos; pues como yo nunca me ido de Interrail, no lo sabía y es un coñazo, sobre todo cuando te despiertan en la frontera para pedirte el pasaporte y una yankee pregunta indignadísima que si ella incluso siendo gringa tenía que enseñarlo (pues claro tía, si yo que soy de la UE tengo que enseñarlo, tú más todavía) o cuando al rumano que también iba en el compartimento le hicieron contar hasta diez en rumano y le preguntaron que por qué iba a Dinamarca (nota aclaratoria: Rumanía TAMBIÉN es de la UE). Bueno, el caso es que al final llegamos a Copenhague, nos recogío Guille (el amigo de Santi en cuya casa nos quedamos), soltamos las cosas en su casa y nos fuímos a visitar la fábrica de Carlsberg. La fábrica en sí no deja de ser una fábrica tan aburrida o menos que las de Duisburg, pero lo mejor viene al final, con la entrada te incluían dos cervezas y teniendo en cuenta que apenas habíamos comido nada, pues ya empezamos bien la tarde.
Por la noche recordé lo que eran las noches Erasmus, hicimos fiesta en el piso de Guille con tropecientasmil personas (bueno, en realidad sólo fuimos unos dieciocho) y después nos fuímos a una discoteca donde acabamos llevándonos el decorado, que eran huesos de papel y tumbas de cartón, y nos acostamos por la mañana (¡¡¡qué tiempos aquellos en que así eran todos mis fines de semana!!!). Al día siguiente (más bien, a la tarde suiguiente), después de comer y ducharnos nos fuímos a ver el centro de la ciudad, la plaza del ayuntamiento, el puerto, etc. Copenhage es una ciudad chulísima, además casi toda esa parte era peatonal, así que mejor todavía; después fuimos a ver Christiania, que (para quien no lo sepa) es algo así como un estado dentro de Copenhague, algo parecido a una comuna hippie que se rige por sus propias normas y donde no entra la policía danesa. Por la noche nos quedamos en el piso con los compañeros de Guille y agregados (como en buen piso de estudiantes, estábamos tres habitantes del piso y cinco agregados), tomando cerveza, charlando y viendo vídeos del youtube (hay que aclarar que estábamos echos polvo y que al día siguiente nos queríamos levantar retemprano... a las 10 de la mañana).
Lamentablemente no conseguimos nuestro objetivo de levantarnos temprano. Bueno, pues el caso es que fuímos a ver la sirenita [aunque ya lo sospechaba, lo he confirmado, NO MERECE LA PENA, está lejos de todo y es muy pequeñita, además hay una réplica en la fábrica de Carlsberg; sólo es famosa porque la gente va a verla, como el granero más visto de EEUU (referencia friki de "White Noise", un libro de Don DeLillo)] y nos dimos otra vuelta por el centro, refugiándonos del frío en las tiendas.
Sobre las tres de la tarde cogimos el tren de velta a Duisburg. Hay gente que ha viajado en tren, hay gente que ha viajado en barco, hay gente que hay viajado (por un lado) en tren y (por otro lado) en barco, pero ¿cuántos de vosotros habéis viajado en un tren que iba dentro de un barco? Pues yo sí. Llegó un momento en que el tren se metió en un barco para cruzar el mar, durante los 45 minutos que duró el ferry nos bajamos del tren y subimos a cubierta a ver el frío que hacía (que era mucho, mogollón de frío) y luego nos volimos al tren a seguir de vuelta a Duisburg (vía Hamburgo). Por cierto, Hamburgo es otra ciudad en la que no he estado y a la que quiero ir (todavía tengo cuatro fines de semana antes de que llegue Semana Santa).
Y ahora una pregunta ¿por qué me quería volver inmediatamente a vivir en Córdoba? Que alguien me lo recuerde, porque a mí se me ha olvidado, jejejeje.

Viel Glück... oder sterbt beim Versuch glücklich zu sein!!!

1 comentario:

José Alberto dijo...

Es ist einfach wenn du nichts zu tun hast, und ein bisschen Gelt verdienst. Aber ich versuche, auch.