viernes, 17 de febrero de 2012

De maletas y otros quereseres

Viajar es marcharse de casa,
es dejar los amigos es intentar volar;
volar conociendo otras ramas
recorriendo caminos
es intentar cambiar.

Gabriel García Márquez


Un visión bastante poética tenía el amigo Gabrielito de lo que es viajar. ¡Cómo se nota que no tenía que hacer la maleta cada dos meses! Me encanta viajar. Y me encanta quejarme. Llevo dos semanas pensando solamente en irme de vacaciones a Córdoba y olvidarme de proyectos Comenius, de alumnos, de exámenes, del C1 de alemán, de la clase 13 y el subjuntivo...



Y sin embargo, siempre me pasa igual: la noche antes de irme no tengo hecha la maleta, ni pensado lo que me voy a llevar. Y es que lo que menos me gusta de viajar es hacer la maleta, es como intentar materializar lo que los alemanes llaman Vorfreude (ya sabemos que los alemanes son muy de planearlo todo con antelación, así que esta palabra sólo podía existir en este idioma). Vorfreude es algo así como la alegría previa por algo que todavía no ha sucedido, la sensación que tienes cuando estás preparando algo que sabes que va a ser genial, algo así como la anticipación de la alegría, pero que en realidad es una especie de alegría en sí misma, como la emoción que tienes de que pase algo (algo que ya sabes que es seguro que va a pasar).

Y bueno, eso que hacer la maleta es intentar dar forma física a algo que no se puede, y al final se acaba convirtiendo en uno de esos quereseres, un engorro como pasar la aspiradora (algo que llevo postergando más tiempo del que se podría considerar salubre) o ponerte a cocinar sin ganas.



Lo que me recuerda que hoy también he tenido otro motivo de alegría (aparte de empezar las vacaciones de carnaval, claro). Hoy he cocinado (pero cocinado de cocinar, no de meter una pizza en el horno) y en todo el rato que he estado en la cocina no se me han gangrenado los dedos por el frío ni ha habido que amputar, ni nada. Es más, vuelve a hacer "buena temperatura", por encima de cero grados, que ya no hace falta llevar guantes y ponerse el gorro del abrigo.

Pero lo mejor de todo es que a partir de mañana me espera una semana de buen tiempo (así, sin comillas ni nada: sol y temperatura alrededor de 15°C) llena de salmorejo, berenjenas fritas, pescaíto, a lo mejor croquetas, puede que alguna tapita, conversaciones durante la comida, risas de mis sobrinos y todo eso que me recarga las pilas de vez en cuando.

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