lunes, 25 de junio de 2012

Kartoffelsalat y Goethe

Uno de los fenómenos más curiosos de los diferentes orgullos patrios es cómo llamamos a los "contrarios", por ejemplo en Sudamérica a los estadounienses les llaman "gringos", a los italianos en muchos sitios les llaman "espaguetis" y nadie en España tiene dudas de dónde es alguien a quien llamen "gabacho". Aquí en Alemania, los alemanes llaman a los turcos (y a todos los de Oriente Medio que viven en Alemania en general) "kanacker" y los turcos llaman "Kartoffeln" (patatas) a los alemanes. Y los turcos están tan orgullosos de ser kanacker como los alemanes de ser kartoffeln. Y es que se puede decir que las patatas (junto al cerdo) son la base de la gastronomía tradicional alemana.

Quienes venís por aquí de vez en cuando ya sabéis que a veces cuelgo lo que cocino y uno de mis platos favoritos de la cocina alemana es la Kartoffelsalat o ensalada de patatas. A pesar de tener patatas hervidas, tiene poco o nada que ver con nuestra ensaladilla rusa, y menos aún aquí en el sur. En el norte de Alemania le echan mayonesa (a veces las patatas nadan en mayonesa, en lugar de que la mayonesa sea simplemente un acompañamiento), pero eso aquí en el sur (y creo que en Suiza y Austria) es un sacrilegio.

Se necesitan:
1 kg. de patatas
1 cebolla
4 cucharadas de aceite
4 cucharadas de vinagre
1 cucharadita de sal
1 cucharadita de mostaza 
Pimienta (aunque a mí se me ha olvidado)
125 ml. de caldo

Se hierven las patatas con piel hasta que estén blandas por dentro (en teoría una media hora o así, pero a mí me han llamado por teléfono y he perdido la noción del tiempo). Y mientras tanto, vamos picando la cebolla en trozos muy pequeñitos y haciendo una vinagreta con todos los demás ingredientes (vamos que mezclamos todo menos las patatas y la cebolla en un cuenco). 

Cuando las patatas estén listas, las sacamos, las pelamos, las cortamos en rodajas y las mezclamos con las cebolla picada. Y eso le agregamos la vinagreta mientras las patatas están todavía calientes. Lo ponemos a enfriar y ¡que aproveche!


Y el Goethe del título viene a que cuando estuve viviendo en Dusiburg decidí que me quería sacar algún título del Goethe-Insitut porque no tenía nada que certificara que sé alemán, así que hice el examen del B2 y aprobé. En aquella época dedicaba los fines de semana a viajar, y la interacción que tenía con la mitad de alemanes que conocí era en español porque eran profesoras de español. Este año (y el pasado), tengo que hablar cantidades ingentes de alemán cada día (y lo hago con gusto), los profes de español (siendo los tres españoles) hablamos en alemán entre nosotros cuando estamos rodeados de alemanes, y me he visto en situaciones de tener que usar la lengua en las que no me vi ni por asomo el año de Duisburg (y menos aún el de Berlín). Así que decidí sacarme el C1. Pero el otro día hablando con una amiga de Córdoba que vive en Berlín, me dijo que el C2 se hace mejor que el C1 y como aún me quedan dos años (como mínimo) en este país, he decidido esperar un poco y apuntar más alto, eso sí, cada semana escribo una o dos redacciones del C1 (entre otras cosas), que para algo me compré los libros.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Kartoffelsalat sin mayonesa... ¡ay estos sureños! :^)