lunes, 13 de mayo de 2013

An einem Mittwoch in September

No se me da bien leer antes de dormir. Me quedo dormido y no me entero de lo que leo. Y si es en alemán, es aún peor. Hará cosa de un mes empecé a leer An einem Mittwoch in September (Un miércoles de septiembre) por las noches. Pero cuando iba por la página sesenta y pico decidí cerrar el libro y no volver a abrirlo. Este puente he hecho cuatro viajes en tren (dos idas y dos vueltas) y me he terminado las 330 páginas con una letra tamaño 11 (mientras en un libro normal hay 33 líneas por página, en éste hay 37) en los viajes. Además, cuando no estaba leyendo, sólo podía pensar en coger el libro y ponerme a leer.

Al principio me parecía un alemán infernal, que no había forma de entender (y más después de Beim Griechen, que es muy sencillito). Pero es sólo porque me ponía a leer estando muy cansado. Después he vuelto a leer partes del principio y no me ha parecido difícil en absoluto.

RESUMEN CON SPOILERS
Bernhard tiene un novio, Edvard, que le regala un anillo y le dice que se vaya a vivir con él, pero el anillo le hace ver visiones, le entra el canguele y sale corriendo (si después de siete meses de relación a mí me pidieran matrimonio también me daría un patatús). Pierde el anillo, lo encuentra Roswitha (que tarda 130 palabras en ducharse, cambiarse de jeresey y tomarse un café) y se lo regala a su novio, Fred, que en realidad es un estafador que sólo quiere sacarle los cuartos y tiene una amante llamada Kim. Fred se agobia, va a ver a Kim, que ve el anillo y le echa de su casa.

Bernhard se va Frankfurt, a casa de su hermana a celebrar navidad con sus padres, hermanos, cuñados y sobrinos. Entonces se constata que el autor no tiene precio poniendo nombre a los personajes: Gudrun, Sieglinde, Ludwig, Florian, Eberhard, Thaddäus (al que llaman Mausi = ratoncito)... a saber qué nombre pondría a sus hijos de tenerlos. El ambiente en la casa es un poco tenso. Hay muchos conflictos internos que se palpan en el ambiente, muchos silencios, muchas peleas y muchos secretos y en medio de todos ellos está el padre: Theo. Hubo un momento en que me entraron ganas de darle de guantadas a todos y cada uno de los personajes... pero la mayoría me recordaban demasiado a gente que conozco, así que se me quitaron pronto, porque eso implicaría darme de hostias a mí mismo. A todo esto Bernhard intenta llamar a Edvard un montón de veces, pero nunca le pilla en la casa o está comunicando.
Durante la cena una sobrina dice (de forma inocente) que a su tío Bernhard le gustan los hombres, Theo lo mira con pánico, se levanta sin decir nada y se va. Pero eso no es raro, porque en todo el libro dice como  mucho tres frases. El caso es que los padres se van a Miami (habían ido a Frankfurt a despedirse de los hijos antes de las vacaciones) y en el vuelo al padre le da un infarto y se muere. Así que a Bernhard le entra cargo de conciencia, porque piensa que le ha dado un infarto por su culpa. Vale que ya le habían dado tres infartos, que tiene 81 años y que el médico le había prohibido terminantemente volar; aún así Bernhard tiene cargo de conciencia. Y le toca ir a Miami a recoger a su madre y el cadáver de su padre. Y sigue llamando a Edvard sin poder hablar con él.

Mientras tanto en Múnich, Edvard se cruza con Fred por la calle, ve que tiene puesto el anillo y se lo quita sin verle al cara (porque es de noche), pero en un giro argumental, se acaba acostando con él (en serio, el Fred éste es una buena pieza). Fred pone pies en polvorosa y desaparece. Roswitha casi atropella a Edvard, de casualidad ve el anillo y le denuncia porque piensa que ha matado a Fred y se ha deshecho del cadáver (y se acaba de constatar que la Roswitha es un poco tontilana). Así que al final acaban todos en comisaría, incluidos Bernhard (al que se lleva la policía nada más volver de Miami, para aclarar de quién es realmente el anillo) y Kim (que resulta que es la azafata del vuelo de Bernhard y se hacen amigos durante el vuelo).

A partir de ahí (es decir, más del último tercio del libro) el libro trata de cómo todo se arregla y cómo Bernhard conoce un poco más a su padre, con el que no se llevaba muy bien precisamente. Y cómo se pone a investigar sobre la época nazi (lo cual no tiene mucho sentido porque es profesor de historia, así que tendría que conocerla bien) por las visiones que le provocan el anillo (que a estas alturas ya se sabe que es un anillo mágico que produce visiones del pasado). Al final, en el epílogo se explica la historia del anillo y de por qué Theo tiene un carácter tan difícil. Aunque la explicación se ve venir casi desde la mitad del libro.

FIN DEL SPOILER

Lo cierto es que, a pesar de lo que pueda parecer por el resumen, me ha gustado. Me ha recordado un poco a los libros de Paul Auster en el sentido de que el azar es un tema constante en casi todos sus libros y toda la acción del libro se desarrolla gracias a encuentros fortuitos, a casualidades.

Lo que no me ha gustado para nada son los personajes de las hermanas de Bernhard, especialmente Gudrun y Sieglinde, a las que (y ya sé que lo repito, pero es que es una constante a lo largo de todo el libro) cada vez que abren la boca me entraron ganas de partírsela, como a la madre de Kim. Bueno, y el hermano mayor, Ludwig, que es un personaje muy prescindible, vamos que si no existiera, no cambiaría nada.

Si hay una palabra que se repite a lo largo del libro, ésa es Sehnsucht, que quiere decir algo así como anhelo, pero también añoranza, nostalgia y deseo ardiente. Pero también hay un sentimiento que se palpa casi en cada personaje, pero se nombra poco: Schuld, culpabilidad.

En definitiva, le doy un notable. Me ha gustado, pero si tuviera que volver a leerlo, la extensión y el lenguaje harían que me lo pensara dos veces.

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